miércoles, 14 de noviembre de 2012

Aparato Respiratorio


Es un conjunto de órganos que sirven para conducir el aire del exterior al interior (o viceversa) del cuerpo humano.

Se inicia en la boca y nariz. Desde allí el aire desciende a través de la tráquea, hasta el tórax, donde se bifurca en unos tubos cada vez más pequeños hasta que ya no se divide más, formando unos sacos alveolares o alveolos en donde se realiza el intercambio de gases.

En los alveolos, el glóbulo rojo se desprende del CO2 que pasa a formar parte del saco y capta el oxígeno.

Los pulmones están rodeados de una membrana doble, denominada pleura, que tiene el vacío hecho en su interior. Hay dos tipos de músculos respiratorios, los intercostales y  el diafragma.

En el proceso de respiración distinguimos:

Inspiración: llenado de aire de los pulmones, al contraerse los músculos del tórax.

Intercambio de gases: entre los sacos alveolares y la sangre.

Expiración: salida de aire de los pulmones, al relajarse los músculos.

                Existe un cruce entre la vía respiratoria y la digestiva puesto que ambas tienen un órgano en común, la faringe. En la faringe se abre un orificio que puede cerrarse automáticamente por medio de una lengüeta llamada Epiglotis (glotis) que funciona como válvula y que sirve de entrada a la laringe.
                Al paso de la comida, la glotis permanece cerrada y esta pasa de la faringe al esófago, en cambio cuando el aire llega a la faringe, se abre y este penetra en la laringe. Al reír o hablar demasiado durante la comida obligamos a que la glotis se abra para dejar paso al aire y entonces hay peligro de que la comida se desvié y penetre en la laringe, obstruyendo el aparato respiratorio y provocando el atragantamiento o asfixia.

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