sábado, 17 de noviembre de 2012

Segunda Valoración

Síntomas y signos.

                Un síntoma es aquel proceso que relata el paciente pero que no se puede objetivar (subjetivo), por ejemplo el dolor, el picor, mareo…

                Un signo es aquel dato que se puede medir o detectar (objetivos), por ejemplo manchas en la piel, temperatura…

                La segunda valoración comienza con una valoración general del enfermo, para eso usaremos la vista, tacto, oído y olfato.

·   Vista: la usaremos por ejemplo para ver si tiene hematomas.

·   Tacto: palpación. la usaremos por ejemplo para comprobar el pulso.

·   Oído: auscultación, se puede usar para escuchar la respiración.

·   Olfato: puede ser utilizado para oler el alcohol en un paciente inconsciente por embriaguez.

Todos estos sentidos los usaremos para tomar una valoración general del paciente indicando:

·   Aspecto: la tonalidad de la piel, normal, pálida, demacrado, azulado, sudoroso…

·   Postura que adopta: rígido, encogido, agitado…

·   Grado de conciencia: puede ser normal, respondiendo a estímulos con velocidad y coherencia; puede ser que tarde más en contestar a preguntas fáciles o que conteste incorrectamente (Obnubilación); o puede que no responda a nada como en la inconsciencia o coma.

Al realizar la segunda exploración empezaremos por la cabeza y en orden de prioridades iremos bajando hasta los pies.

Cabeza.

                Primero miraremos el aspecto del paciente, un tono azulado nos puede indicar problemas respiratorios. A continuación palmamos el cráneo, los oídos y fosas nasales, si sangran o sueltan alguna sustancia. Los ojos, mirando las pupilas, si son del mismo tamaño, y si reaccionan a la luz (linterna). En la cara veremos si guarda simetría un lado con el otro o si existe algún tipo de desviación, algún parpado más caído que el otro, la boca esta desviada… comprobaremos si puede hablar, silbar o hinchar los carrillos sin dificultad.

Cuello.

                Tocaremos las cervicales para comprobar si hay deformación, diremos al paciente, que intente tocarse con la mandíbula el tórax, y le haremos mover la cabeza para los lados.

·   Tórax.

                La exploración la realizaremos por aparatos:

Aparato respiratorio.

                Respiración: con el fonendoscopio, auscultaremos el ritmo y la frecuencia respiratoria, así como la presencia de ruidos (burbujeos, ronquidos…) en la espalda. Si hay dolor, se comprobara si este mejora o empeora al respirar o moverse, y hacia donde irradia. Si hay tos preguntar al enfermo si es seca o acompañada de esputo, en caso positivo inspeccionarlo.

Aparato circulatorio.

                Corazón: se auscultara, la frecuencia y el ritmo, al igual que en la respiración, pero en la parte anterior al tórax en la tetilla izquierda. Normalmente consta de dos ruidos que se corresponden con el cierre de las válvulas entre aurícula y ventrículo del lado derecho e izquierdo.

Temperatura.

                El organismo posee un sistema de termo que regula las ganancias y pérdidas de temperatura para mantenerlas constantes. Las ganancias  son producidas por la actividad muscular y metabólica, y las perdidas por la evaporación y la diferencia con la temperatura exterior.

                La temperatura normal en reposo es de 36-37ºC. Debe medirse en zonas como la ingle o la axila o en el interior del organismo como la boca o el ano.

Tensión arterial.

Presión que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias. Considerando dos cifras, una máxima que se alcanza con la contracción del ventrículo izquierdo (sistólica) y una baja con la relajación del ventrículo izquierdo (diastólica). Para su medición usaremos:

•Esfigmomanómetro o tensiómetro: consta de un manguito que se coloca en el brazo, un manómetro para medir la presión del manguito y una pera para insuflar aire.

•Fonendoscopio: para escuchar el flujo de la sangre a través de la arteria de la flexura del codo.

                La técnica se realiza colocando el manguito sobre un brazo, dos dedos por encina de la flexura del codo, con el brazo totalmente estirado y apoyado con la palma de la mano hacia arriba. Colocamos entonces el fonendoscopio sobre la arteria, cerrando la válvula de la pera para que no se escape el aire, apretamos e insuflamos aire hasta una presión aproximada de 200 milímetros de mercurio. Abrimos la pera lentamente. Al escuchar el primer latido corresponderá a la tensión arterial máxima. Al seguir descendiendo la presión continuaremos escuchando hasta que el latido no se escuche o varíe, esto será la tensión arterial mínima. A la tensión alta se le llama hipertensión y a la baja hipotensión.
 
Aparato digestivo.

                Dolor: pregunta al enfermo la zona que le duele y si se irradia a algún lado, y en qué postura le mejora. Es importante saber si el dolor se relaciona con alguna comida, así como si aumenta o disminuye al comer.

                Palpación: se realiza con el paciente decúbito supino y las rodillas flexionadas, con la mano siempre extendida y nunca solo con las yemas, haciéndole que respire hondo. Debe comenzarse a palpar desde la zona más alejada del dolor e ir acercándose. El abdomen puede estar duro o blando. Se palpara la zona abdominal para comprobar si hay bultos.

Espalda.

                Dolor: En la espalda es preciso localizar el dolor, especificando el tipo de dolor, hacia donde se extiende y como mejora o empeora. Hay que tener en todo caso mucho cuidado con su manipulación pues si se tienen problemas medulares las consecuencias de una mala manipulación pueden ser graves.

Extremidades.

                Es indispensable comparar una extremidad con la otra para detectar cualquier tipo de alteración, y con la palpación podemos comprobar si existe algún tipo de deformidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario